Este ha sido el resultado. Lo mejor: las horas de clase tan entretenidas que hemos pasado y la participación de todos los alumnos.
Loles García (Departamento de Castellano)
C A O S
Simon había llegado a la ciudad hacía unos días. Las primeras desapariciones habían ocurrido hacía cinco días y la curiosidad lo había llevado a New York. No se había presentado todavía en la comisaría y durante los primeros días había investigado por su cuenta el comienzo de las desapariciones. Intentaba encontrar el origen de estos fenómenos. Había llegado el momento de acudir a su nuevo puesto de trabajo. Sus superiores no debían saber que su investigación ya había comenzado. Y cada vez sus sospechas eran más extrañas y más peligrosas.
El jefe lo recibió con nerviosismo, no sabía cómo iba a encajar en la investigación. Le presentó a su nueva compañera de trabajo, Noa. Se saludaron con cierta distancia, sin embargo pronto empezó a haber cierta química entre ellos. Se dirigieron hacia el despacho que les habían asignado. Allí comenzaron a intercambiar la información que ambos conocían. Noa le explicó que tenían pruebas que apuntaban a un empresario muy conocido y con mucho poder. Además le explicó el papel que también parecía tener un famoso científico, conocido por haber creado algunos aparatos muy peligrosos.
Por su parte Simon, que tdavía no confiaba plenamente en Noa, se reservó sus sospechas sobre la implicación del gobierno.
En las afueras de New York, mientras tanto, tenía lugar una extraña y peligrosa reunión. John, el empresario, y David, el científico, ya habían finalizado con la primera parte de su plan: sembrar el terror en la ciudad, destruyendo la mitad de los edificios y haciendo desaparecer a más de doscientas personas. La última parte de su plan necesitaba: más dinero, más tiempo y una mayor planificación. La policía se estaba acercando al laboratorio subterráneo y los nervios empezaban a jugarles una mala pasada.
Tras unos días sin tener ninguna nueva pista, volvieron al lugar donde habían caído los últimos edificios y recorrieron el lugar buscando respuestas. De repente, Noa cayó en un agujero, Simon tiró de ella sin poder sacarla, las fuerzas le fallaron a Noa y se dejó caer. Simon se lanzó tras ella. Cuando dejaron de caer y abrieron los ojos, se encontraron con algo parecido en el laboratorio. Les quedaban unas cuantas horas para evitar una catástrofe. Por fin conocían el orígen del problema: un extraño líquido, creado por David, había sido diseminado por todos los túneles de la ciudad. Algo tenían que hacer, la única solución era inundar los túneles y mezclarlo con agua. No había tiempo, tenían que actuar. Rompieron los conductos del agua y salieron de allí.
Avisaron a la central para cerrar la única línea de metro que funcionaba, le indicaron al jefe que iban a buscar a David Smith y a John Corpenter, porque eran los responsables de la destrucción. Simon y Noa concluyeron la misión y salieron de la comisaría para celebrarlo.
Se había hecho muy tarde, la niña ya no tenía fuerzas para seguir escribiendo, cerró su libreta...
Taller de Castellano. 2º de ESO
El metro de New York
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